Poema escrito con sueño:
varios días de búsqueda del momento
en que se revelaron juegos y posibilidades
al alcance de la mano de cualquiera.
Alguien aseguró la certeza de entenderlo todo,
a saber: los ríos, el trabajo, algunos encuentros,
los accidentes, el desamor y los cumpleaños.
Pero no está pasando.
Una visión de prestado, rota y sangrante desde lejos.
Barrimos los cuerpos del suelo y cerramos inventarios.
Una estación más, unos meses menos,
se fueron aplazando las tardes de tablero y dados,
las cenas de madrugada, los pactos, mis libros,
alguna farola enamorada que han dejado encendida.
Pero no está pasando.
Pienso a veces en lo que podría colgar en estas paredes desnudas
y blancas que no son mías, que a nadie le importan
y que con tanta pena miro.
Todo es ajeno. Nada ha pasado. Sumergidos, esperando,
pasa el tiempo. Es sabido.
Y aún no ha pasado.
Está todo por hacer.