Qué difícil
dar cualquier paso.
Vivir sin brújula.
Encontrar los mismos lugares
transitando caminos distintos.
Parece que duela el cuerpo y el espíritu
a partes iguales, con miedos que afectan a ambos.
Son los mismos árboles,
el mismo aire,
y un círculo de madera, piedras y hojas
donde debiera haber un sendero claro.
En lugares donde habitaban nuestras voluntades,
donde levitaban ilusiones
reposan opiniones y recuerdos tristes:
antes repletos de significado,
ahora vacíos. Esperan a la siguiente época,
un nuevo comienzo, otra mirada…
Años de espera.