Quisiera nombrar la realidad
como la nombraba Gloria Fuertes, con alegría sincera.
Convertir resignación en manos y ojos,
casas y caminos y cuentos.
Hacer de los objetos vidas breves,
que empiezan y acaban al ser nombrados.
Llenar de paisajes las horas,
como en los libritos cortos de Machado, que duraban toda la tarde.
Llevar un inventario de nombres brillantes,
luz que tenga olor, sabor y el tacto de los que se han ido,
(¡Qué bien hizo eso Benedetti!).
Y si pudiera releería escribiendo con la mirada de Borges,
la calidez de Ángel González,
el discreto fluir de abrazos de Cernuda.
Pero los días pasan, con ellos los años
y voy recopilando espacios en blanco.
Como los de Emily Dickinson,
que en paz descanse.
Fantástico Javi, me guardo tu rinconcito para leer a ratitos.
Me gustaMe gusta
¡Bien! Iré publicando cosas de vez en cuando. Hace mucho que tendría que haberme creado un rincón de este tipo, que luego en facebook no encuentro nada 😛
Me gustaMe gusta
Hola Javi, me ha encantado el poema. Me convierto en tu seguidor.
Un abrazo,
Juan
Me gustaMe gusta
¡Qué bien! Muchas gracias. 😀
Me gustaMe gusta